jueves, 3 de julio de 2008

Realismo contra cinismo

En democracia, mismo las luchas intestinas por el poder es sano, siempre y cuando se respete un minimo de cordura y de buen sentido comun, establecidos por las reglas de la competicion leal. Al interior de un grupo, por mas unido y compacto que sea, siempre hay divergencias. Generalmente, son conceptuales. La mas notoria reside en el hecho de la aplicacion, del alejamiento o del abandono de los principios basicos sobre los cuales se fundo el movimiento. Pero el fondo del problema es que el ejercicio practico del poder exige tener en cuenta las necesidades impuestas por la realidad de los hechos. La dictadura de lo temporal ejerce una arrolladora presion sobre los valores inamovibles. El peso de los hechos nos impone a tomar el rumbo del realismo politico positivo cuando el calculo sopesado corresponde al interes de la democracia y no la del cinismo de la razon del Estado, el cual, esconde y obedece a intereses personales o de grupos. Si se hace por el bien de todos, ello se traduceria en mas libertad y mas confort para la ciudadania. En caso contario, iriamos al fortalecimiento de una nueva bipolarizacion de la sociedad civil con su corolario de injusticia y arbitriaridades. La primera confrontacion se lleva acabo entre el deseo de hacer lo que se penso, sobretodo de lo que se prometio y la voluntad de realizar lo que humanamente es posible. Eso obliga a componer con lo que se dispone. Los margenes de apreciacion son demasiado estrechos. Para no equivocarse, es imperativo una lectura detenida y acertada de la problematica del momento. De alli, las contorsiones elasticas con el fundamento etico-moral. La diversidad de vistas se enfrenta a la materialidad de los interes creados. No es nada facil allanar las asperidades, saltar los obstaculos y poner de acuerdo hombres con discrepancias rotundas. Lo peor es cuando la urgencia de la necesidad dicta el recurso al mal necesario para combatir al propio mal. El realismo manda cuando no queda otra alternativa. Pero se entra en terreno movedizo y el cinismo esta al asecho de la menor caida para hacer trastabillar la iniciativa.
Cada individu tiene su propia vision del mundo. La diferencia la establece la capacidad de analisis entre el pensar y el hacer las cosas bajo el signo de la organizacion y comunicacion agudos. El dinamismo impone su marca cuando existe una vinculada conformidad natural entre estos dos factores de la harmonizacion de las personas. Es decir, cuando la refleccion comanda la accion.
Los pragmaticos hacen avanzar las cosas porque se sienten convencidos en la certitud de la fuerza de la razon que se funda sobre una voluntad. Por ello, ejercen una influencia sobre los demas. De hecho, la gente se ve obligada a posicionarse en funcion de ellos. Promueven la aparicion de la tendencia mayoritaria. Los voluntarios imponen un modo de analizar y de operar, imprimen un ritmo de trabajo y una conducta a respetar. Los carismaticos crean una corriente proselitista basada sobre la afinidad de ideas o de emociones.
Cuando el pragmatico forjado de una voluntad de acero es carismatico, entonces se esta hablando de un jefe natural dotado de los ingredientes necesarios al buen uso del ejercicio del poder como son el conocimiento, la fuerza y la emocion. De un autentico florentino de la politica, en el sentido completo de la palabra, en la medida que despliega con maestria el arte de integrar los procesos de sinstesis. Asegurandole el manejo de las representaciones mentales, los esquemas psico-sociologicos de los individuos viviendo en grupos, los parametros humanos, materiales y financieros permitiendole de reconciliar lo que justamente, es irreconciliable.
Inversamente, el politiquero siempre destaca solamente sobre uno de los tres elementos principales de la politica. Los ejemplos mas patentes son los tres ultimos personajes conocidos por sus obras : Garcia, el serpiente hipnotizador. Fujimori, el chacal carronero y Montesinos la hiena parturienta que observa la pugna fraticida de sus dos bastardos recien nacidos, terminando por felicitar al victorioso y por comerse al vencido. Pero el colmo de lo ridiculo y de lo absurdo ha sido la presencia del iconoclasta Salas en la arena de la politica nacional. Un titere que hacia pantomina de jugar una pieza de ninos en una sala de adultos.
Merope
Paris/05062001

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