miércoles, 9 de julio de 2008

Juegos perversos

El hecho que el Apra este en su derecho, no implica que la opinión pública no pueda expresar su disgusto, por no decir sus ganas de vomitar ante el nombramiento de Alan García para las próximas elecciones de Abril 2001.En el artículo Los establos de la República, precisamos que este hecho nos ponía ante el dilema siguiente: O bien los apristas son una banda de incapaces masoquistas sin memoria, o bien se burlan insultando la inteligencia del pueblo peruano. En realidad, los dos casos son válidos.Claro, cómo se puede tener la idea descabellada de hacer elegir a un hombre cínico sosteniendo la tesis de la ausencia de pruebas para ser juzgado y sentenciado por los delitos cometidos durante su régimen corrupto? Como si en política, las pruebas no están hechas para ser fabricadas o desaparecidas. Cómo pensar que la demagogia disfrazada de elocuencia basta para tener la descomunal osadía de volver a poner la cara ante los votantes? Es infame recurrir a de métodos vergonzosos. La desestabilización manipuladora de la opinión pública mediante el manoseo subliminal de lo morboso, es uno de los peores mecanismos maquiavélicos del poder.Si hoy lo hacen ellos, quien nos prueba que dentro de diez años Cambio 90 nos proponga a Fujimori, limpio de polvo y paja. Esto es el colmo de lo ridículo y de la ofensa.Para merecer el respeto del pueblo, ante todo, se debe comenzar por el respeto de uno mismo.Tal proceder no es digno de hombres y mujeres que lucharon por la recuperación de la democracia. El cálculo político en pos de la victoria no tiene porque atropellar la responsabilidad moral ante la historia. Mismo en política, la indecencia tiene sus propios limites. Todos los medios no justifican obligatoriamente el fin. A veces, las derrotas saludables deben ser preferidas al triunfo amargo. La caída mordiendo el polvo de la derrota hasta la inmolación es más digna que una victoria pírrica.Hay gestos y señales imprudentes que hacen mucho daño. Por encima de las personas y de los partidos políticos, son las ideas constructivas que son afectadas y se pierde la confianza en ellas. Cuando se trata de la democracia, los responsables tienen que mostrarse a la altura de los acontecimientos.Hoy en día, en el Perú se esta viviendo la experiencia de la viabilidad del proyecto democrático. La competencia técnica y moral de los hombres e instituciones están en lucha abierta contra la corrupción. Ahora, esta epidemia no es una fatalidad. Se le puede vencer mismo si se tratará de un pulpo de mil tentáculos. Y por ende, también a la pobreza. Para ello, irremediablemente, tenemos que darnos los medios para combatirlos. Necesitamos instaurar la independencia en la transparencia de nuestras instituciones constitucionales. Además, la autonomía fiscal y financiera de los gobiernos locales, conjuntamente con los incentivos del Estado y la iniciativa privada, pueden impulsar las energías vivas de la Nación deseosas de crear pymes a lo largo y ancho del país. Es por ello que el manejo responsable y disciplinado de los parámetros macro económicos instalará en el mediano y largo plazo, un clima de estabilidad política y de confianza económica. No es nada del otro mundo poner en marcha el famoso círculo virtuoso de la economía. Es cuestión de voluntad política. El desarrollo económico descentralizado y sostenido debe ser la columna vertebral del Plan de gobierno de Perú posible.Entonces, se podrá hablar de la puesta en marcha de la dinámica del progreso y del bienestar social. Los resultados concretos y positivos levantará un viento de optimismo. La distribución de la riqueza se traducirá en mejor comida en el plato y en el aliento moral del espíritu de la gente. El resto es cuento chino.En realidad, el pueblo peruano espera una señal para liberar su milenaria energía capaz de realizar sorprendentes proezas.Aún palpita en las venas de su memoria, los cálidos recuerdos de su grandioso pasado.
MeropeParis/02.01.2001

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