miércoles, 9 de julio de 2008

Promesas y Alianzas

Para que un partido llegue al poder, su estrategia política también debe tratar e integrar el tema de las promesas y alianzas. Esto implica, de un lado, pasar un compromiso con los electores y por otro lado, hacer una buena lectura del estado real de la correlación de fuerzas al interior del panorama político nacional.Un enfoque introspectivo permite evaluar el grado de crecimiento, el nivel potencial del grupo y sobretodo, la capacidad de interpretación y de comprensión del análisis situacional. Quién conoce su fuerza, conoce sus limites. No sobrepasarlos, es hacer prueba de prudencia y por consecuencia, de sabiduría. Existe un punto crítico sobre el cual reposa la durabilidad del proceso del equilibrio permanentemente inestable. Más allá, es la ruptura ó más bien, es el comienzo del fin.La política esta hecha de obstáculos. Por eso, antes de correr a ella, primero, hay que aprender a caminar. No es tanto caerse, levantarse, perderse o de avanzar retrocediendo que es lo más importante; sino, pase lo que pase, volver a tomar la ruta en el buen sentido. Claro, tarde o temprano se termina por llegar. Lo fundamental, es de no perder el alma en el trayecto. Sin conducta moral, la acción política es una sucesión de errores cometidos por el cálculo egoísta de los hombres.En política, siempre se promete y no se cumple. Se pide que se haga lo que se dice. Pero, el que lo dice hace lo contrario de lo que pide a los demás. Es la técnica del doble discurso. Para salvar las apariencias, el hombre público cuida la imagen de lo correctamente político. Pero en realidad, está siempre confrontado al problema del ejercicio práctico del poder. Ahora, como nuestra cocina política más se parece a una olla de grillos, es normal que hasta cierto punto de vista solo se hable de negocios turbios. En estas condiciones, los programas de gobierno se reducen al simple papel de promesa. El inconveniente es que, como todos sabemos, las promesas solo comprometen a aquellos que las escuchan. El resto son las hojas secas de la esperanza que caen como "Lo que el viento se llevo". Esta ligereza de los arrivistas, oportunistas y todo tipo de carreristas nos ponen ante una simple y llana verdad. La concepción reptiliana del poder limita el campo de acción de los medios y del fin a la sola utilización de la fuerza física. Cuando se hace un mal uso del poderío público mediante su aparato coercitivo, no se tiene en cuenta el respeto y el valor de la vida, aún menos, de las libertades y de los derechos fundamentales. El instinto de conservación del régimen totalitario lo propensa a la militarización de la sociedad. Desde entonces, la sobre vivencia política esta supeditada única y exclusivamente al monopolio de la violencia y de la corrupción. Cuando se llega a ese grado de descomposición de la vida política de un país, el signo exterior más rotundo de la putrefacción cívica y moral de la sociedad, se refleja en las gafas oscuras de los altos mandos militares y civiles que rodean al ejecutivo. Claro, la mirada siendo la ventana del alma por donde la conciencia se asoma al mundo, no pueden soportar la mirada del otro asombrado por tanta asquerosa inmundicia.Esta manera malsana de ver las cosas es la responsable directa de nuestro déficit democrático. Esta visión primaria de concebir la política nos ha hecho perder tiempo, en el transcurso de nuestra vida republicana. En lugar de acatarse al cumplimiento de los planes de gobierno donde siempre fue cuestión de un mejor avenir para todos, los electos se preocupan en confundir los bolsillos personales con las cajas del Estado. En lugar de dotar al país de instituciones sólidas, de reglas claras, de infraestructuras modernas, de un buen nivel de educación y de mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, más bien proceden con avaricia y frenesí al enriquecimiento ilícito.En vez de compartir y delegar los mandos de comando con los ciudadanos competentes y probos, los políticos prefieren componer con los mediocres e inmorales, so pretexto que ellos controlan y dominan los puestos claves del aparato estatal. Están dispuestos a pasar pactos que dicen ser circunstanciales, pero que en realidad, se convertirán en la causa directa no solo del fracaso del proyecto de sociedad, sino que además, y esto es lo más grave, reniegan de la promesa hecha al país. Una vez que el pueblo los hace rey, muy pronto se olvidan de quién los hizo ley. Llenos de desprecio y arrogancia se jactan de un poder quebrado por la fractura social.Todo comienza desde la campaña por las elecciones. La dinámica de la victoria los arrastra ante la tentación del dinero fácil, de las influencias y de los votos. Mismo cuando los sondeos oficiales anuncian la neta ventaja del candidato favorecido por las intenciones del voto, ellos prefieren asegurar y adelantar los vaticinios avanzando los peones, marcando el terreno, haciendo amarres. En general, la tradición republicana fue hecha de acomodos y de componendas pre electorales. Jamás un resultado varió la suerte de los votantes. Una que otra reformilla o revolucioncilla en terciopelo dieron algunos pincelazos. Al fin y al cabo, insuficientes para cambiar el statu quo.Hasta la fecha ningún hombre político había dado testimonio de fe. Hacer conocer por declaración jurada su patrimonio personal antes de ser elegido y después de haber terminado su mandato. Por lo tanto, si Toledo será el nuevo Presidente y de ello, estamos convencidos; el hecho de concordar el hecho a la palabra dada marcará los anales de nuestra vida republicana. Mejor aún, por el peso de las cosas, el cumplimiento de su promesa con la simple ejecución de son plan de gobierno podría asegurarle al partido, la eventual posibilidad de un segundo gobierno continuado.Porque él y no otro. Porque Perú Posible dirigió la lucha contra el soborno y el fraude electoral. Es así como se derrumbo al régimen fujimontecínico. Porque Toledo es el primer peruano a izarse desde la pobreza hasta el más alto cargo de la Nación. Por esta razón, sabiendo de donde viene, tiene que saber a donde va. Para comenzar, tiene que ofrecer al país un verdadero proceso electoral imparcial e independiente. Su compromiso moral lo obliga a velar celosamente en la limpieza y transparencia de elecciones democráticas. La reconciliación de la nación y de la clase política pasa por este evento mayor.Toledo tiene que tener presente al espíritu que lo que se promete se cumple. Este gesto simple y profundo a la vez, marcará en si, el inicio de una nueva era en la historia política del país. De allí en adelante se podrá pensar y hacer la democracia política en términos de confianza y optimismo en las instituciones. Siendo aquello, el factor determinante de la moral cívica en política. Las ideas moralizadoras que recorren las venas del tejido institucional son los mejores baluartes en la lucha contra la corrupción.Por otro lado, no se tiene porque pactar con el diablo pretextando la urgencia de las necesidades por satisfacer. Ceder es perder la libertad de decisión. La potencia de la voluntad se reduce a una simple posibilidad de la intención. Lo que equivale a decir que mismo el infierno parece estar pavimentado con las mejores intenciones del mundo. Se puede hacer un realismo político positivo para no caer ante el acecho de la codicia y de la facilidad. La derrota y el fracaso no son fatalidades. Nunca es tarde para vencer. Se equivocan groseramente aquellos que piensan que la "ingenuidad idealista" del hombre de bien presenta limites y debilidades tanto en la elaboración como en la ejecución de un proyecto democrático y humanista. Deben comprender y sobretodo tener bien en cuenta que cuando la moderación negociada de la persuasión del derecho y de la razón alcanza sus limites, la fuerza tranquila de la ley puede recurrir para ser acatada al aparato disuasivo.La voz del Perú profundo debe expresar la fuerza de la comunión de espíritus en marcha hacia la democracia. La alerta va este sentido.
MeropeParis/15.01.2001

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