martes, 8 de julio de 2008

Sacudiendo el avispero

Cuando en plena asamblea se debate sobre temas importantes, casi siempre se observa una actitud tan peculiar relativo al comportamiento de ciertos "militantes" cuya presencia obedece a consignas preconcebidas por aquellos que, manejando los hilos del poder real, anteponen los apetitos personales a los intereses del partido y de la ciudadanía.El "sniper" tira sobre todo lo que se mueve. Persigue dos objetivos:-Cuando no les conviene, levanta la reunión al momento oportuno justo en el momento en que la voluntad de la mayoría debe expresarse.-Desprestigia la imagen de los dirigentes honestos mediante suposiciones, insinuaciones, sugerencias, suspicacias, tergiversaciones y toda suerte de conjeturas. Criticar para dividir. Divide y reinaras.Lanzar misiles tratando de alcanzar el objetivo indicado, tal es la misión de aquellos que se empeñan en lograrlo sin escatimar en los medios.Llegan con un plan bien elaborado. Lo que importa es bloquear, impedir o hacer abortar toda iniciativa orientada según el consentimiento concertado de las fuerzas de la consolidación y del fortalecimiento del partido. Empujan el carro en sentido contrario. No les conviene que se eche los cimientos de la unidad gracias al dialogo y al consenso. Frenan todo proceso del voto democrático por miedo de quedar en minoría.Su fuerza se mide con el grado de confusión. En el desorden controlan la situación. La improvisación es su norte. Como el perro hortelano no hacen ni dejan hacer las cosas. Su arma demoledora es la critica destructiva. La inestabilidad de sus humores y opiniones nutre su volubilidad. Cambian de parecer de la noche a la mañana. No respetan los acuerdos tomados. Se entregan al mejor postor. Saben que cuanto más se contradice mayor es la discordia fomentada por las argucias y las cizañas. El rumoreo y el chisme se propala por doquier. Entretienen la diversidad de puntos de vista con la única finalidad de mantener un ambiente marcado por un sin número de divergencias y discrepancias que conllevan a la neutralización y a la paralización del entusiasmo y las ganas de hacer avanzar las cosas. Soplan el viento de la sospecha y de la duda regando la mentira, la hipocresía y el cinismo. Sin asco difaman y calumnian sobre la base de pruebas fabricadas o supuestas.Se trata de comprender la razón por la cual la gente se inclina con extrema facilidad a estas practicas falaces y tendenciosas, cuyos efectos nocivos y perversos se miden con el grado de vulnerabilidad moral que se manifiesta hasta en los más pequeños actos de la vida de todos los días.Esta fragilisación de la personalidad conduce al individuo a mostrase fuertemente atraído y tentado por una oscura pulsión auto destructora. La falta de respeto de si mismo es el indicio y el inicio de una gradual desintegración de la nomenclatura moral del ser. De desactivarse las motivaciones, solo los inescrupulosos sacan provecho de la ausencia y del abandono de las energías positivas.Es lamentable constatar las lealtades que se crean alrededor de un grupo unido solamente por por la codicia y la avaricia. Reinvindican una lucha encarnizada por defender, mantener y ampliar el poder usurpado. La vergüenza ajena cuando se cae sobre hombres de buena voluntad sucumbiendo a los cantos de sirena de los corruptos. Obligados por la premura de las necesidades, por la precariedad de sus existencias terminan cediendo ante la tentación de un trabajo mismo mal remunerado. Es el magro pago al silencio culposo y a la complacencia malsana.Hasta cierto punto, se podría decir que es comprensible aunque inhumano. La crudeza de la verdad es exactamente la misma que la de la realidad. Detrás de la desgarradura etico-moral se encuentra el sufrimiento físico de familias enteras. Confrontados al dilema de un trabajo indigno y de la satisfacción de las necesidades básicas, sobretodo de los niños, muchos prefieren asumir la deshonra y el oprobio.Los responsables directos son aquellos que compran las conciencias con el único propósito de hacerse un lugar bajo el sol a cuestas de la podredumbre.
MeropeParis/12.12.99

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